Vas a entrar en un contexto de comunicación Web 3.0, no eres el único que lo hace por primera vez, todos hemos tenido miedo, incertidumbre y poco ágiles para entenderlo, esta sensación es normal, casi todas las empresas hemos experimentado algo similar a una situación de pánico en el escenario.

Te expones como nunca lo has hecho antes, solo ante tus clientes. Te encuentras subido a las tablas de un gran teatro, sin saber cómo serán sus reacciones, ves ese patio lleno de butacas que llamamos pantalla, ahora, ellos van a ser “tu apuntador y tu crítico” a la vez, vas a experimentar la vulnerabilidad de saber o no, de reaccionar ante sus estímulos, ¿recibirás ovación? o ¿el abucheo?.

Dispones de herramientas que te exponen con demasiada transparencia y poca intimidad, el camerino del teatro tiene una puerta abatible que permite ver y escuchar desde el patio de butacas.

Son clientes exigentes y selectos, sin pelos en la lengua y con las uñas retractiles, están ante un escaparate perpetuo de forma gratuita.

Tu reto es escuchar y entender para adelantarte, dar la respuesta personalizada correcta, sin dar tiempo a otorgar la duda por culpa del silencio. La improvisación bien entendida, es mucho mejor que un guión excesivamente rígido.

Este es tu momento de gloria, no puedes fallar, tienes al alcance de un click, todas las herramientas para crear una escenografía que se llevarán en la retina, necesitas que hablen de tu obra, de tú marca y de tus actos para llenar el teatro todos los días.

Recuerda siempre, que te interesa saber lo que piensan, debes ver el boceto que ha dibujado su percepción, la mente de tus espectadores será tu guía para tu próxima función, la estrategia de tus actos mostrará “el entrelineas” de fantásticos diálogos.

Es momento de actuar, así que, prepara tu obra y ensaya para representar lo que esperan de ti, sólo así evitarás bloquearte. Debes estar preparado para recibir críticas y, por supuesto, aplausos y felicitacciones, ahora tu reputación está en boca de todos.